Reflexión sobre la enseñanza en las artes marciales
En el ámbito de las artes marciales, existen dos tipos de alumnos: aquellos que, al ver la entrada y publicidad de un dojo, exclamaran: "¡Qué bonito! ¡Cómo me gusta!" y aquellos que, en silencio, entran para descubrir las verdaderas enseñanzas que ese lugar y su maestro le ofrece. ¿A cuál de estos grupos pertenece el estudiante interesado en aprender?
Es recomendable formar parte del segundo grupo, independientemente de si se es instructor o alumno. Si como en la vida, el aprendizaje de un arte marcial tradicional se vive de manera pasiva, sin tomar una participación activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es probable que, con el paso de los años, el alumno se encuentre con una falta de comprensión sobre lo que es realmente importante dentro de su disciplina.
Antes de comenzar una formación en artes marciales, es esencial investigar sobre los instructores que existen. Es importante conocer su trayectoria, su formación, si es universitaria - con mayor formación - o federativa / asociativa - con formación limitada - , su experiencia y el tipo de contratos laborales que poseen. El proceso de selección de un instructor debe basarse en una evaluación crítica de estos factores. Sin embargo, este proceso no es sencillo. Dependiendo del enfoque de la enseñanza, algunos estudiantes preferirán un instructor con formación en un entorno más deportivo-competitivo, mientras que otros, buscaran una enseñanza más tradicional, exigente y técnica, y otros podrían inclinarse por aquellos instructores con experiencia en ámbitos militares o policiales. La elección de un instructor debe ser realizada considerando tanto los conocimientos técnicos como los enfoques pedagógicos que se adapten mejor a las necesidades del estudiante.
Lo que un alumno debe de tener claro es que un instructor no puede enseñar de la misma forma y al mismo público en todos los ámbitos y orientaciones (educativa, deportivo - recreativa, deportivo - competitiva, funcional de defensa personal, de defensa personal en intervención policial o militar en combate cuerpo a cuerpo).
En las artes marciales, como en cualquier otra disciplina deportiva, es crucial que el instructor posea los conocimientos didácticos, antes que los técnicos, necesarios para transmitir eficazmente su saber. No basta con tener dominio de las técnicas; un buen instructor debe ser capaz de enseñar de manera efectiva y ajustarse a las necesidades individuales de cada estudiante. La falta de una preparación adecuada o la incapacidad para comunicar los conocimientos puede generar problemas importantes cuando se enfrentan situaciones prácticas, donde la teoría debe ser aplicada en condiciones reales.
Igualmente en la enseñanza de artes marciales la experiencia y madurez del instructor juegan un papel determinante. El camino de aprendizaje es largo y desafiante, y es imprescindible que el instructor tenga la madurez suficiente para gestionar las dificultades de la formación y guiar a sus alumnos por el camino adecuado. En este sentido, la edad y la experiencia se convierten en factores esenciales que influyen directamente en la calidad de la enseñanza.
Además, debe estar al tanto de otras propuestas didácticas, ser autocrítico y capaz de desarrollar su propia metodología de enseñanza-aprendizaje. La enseñanza en artes marciales no es estática; requiere una constante evolución y adaptación a las necesidades del estudiante, así como un continuo perfeccionamiento de la propia metodología de enseñanza.
Es fundamental verificar la legitimidad de los instructores. Un buen instructor debe tener un currículum público que incluya su formación, experiencia laboral y docente, así como sus publicaciones y trabajos en el campo de las artes marciales. La experiencia directa en contextos reales de entrenamiento también es crucial, ya que brinda al instructor una comprensión más profunda de las situaciones que pueden presentarse en la práctica y cómo manejarlas adecuadamente.
En el camino del aprendizaje en artes marciales, un buen instructor debe estar comprometido con la mejora continua de sus habilidades. Si la edad o la capacidad física ya no permiten realizar ciertas prácticas o demostraciones, es necesario que el instructor se retire de esas actividades para que otro más joven o capacitado pueda tomar su lugar.
Es esencial que los estudiantes interesados en una formación de calidad en artes marciales no escatimen en recursos para su desarrollo. La adquisición de conocimientos y habilidades en artes marciales requiere una inversión constante en formación, así como en recursos materiales adecuado. La formación no debe ser vista de manera conformista; el estudiante debe ser crítico con lo que aprende y siempre buscar mejorar. El camino en las artes marciales es un proceso continuo que implica una constante reflexión y autoevaluación.
Finalmente, la enseñanza-aprendizaje en artes marciales debe ser entendida como un proceso continuo de perfeccionamiento personal y profesional. Tanto instructores como estudiantes deben comprometerse a mantener una mentalidad abierta, cuestionando constantemente sus conocimientos y metodologías. Solo a través de esta reflexión constante se alcanza una verdadera maestría y se asegura un aprendizaje profundo y efectivo.
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